particular en el espacio, que pueden estar o no asociadas en función de sus atributos o a su vez dispersos de for-
ma aleatoria. Según Buzai y Baxendale [3], la distribución puede presentarse de tres maneras: de forma concen-
trada, aleatoria o regular. Difícilmente la distribución espacial de las entidades suele ser homogénea, por lo que
se presentan diferentes variaciones, que son conocidos como distribución puntual. Para el análisis de variables a
través de la distribución espacial se debe considerar elementos como la cartografía temática, los intervalos de
clase, la densidad; así como, la frecuencia.
Asimismo, según Buzai y Baxendale [3], la asociación espacial considera entidades semejanzas entre las dis-
tribuciones espaciales. Para el autor, la primera forma de análisis de asociación espacial es la visual, que se reali-
za con posterioridad a la superposición cartográfica de dos distribuciones.
Estos principios ordenadores del análisis espacial pueden insertarse en discusiones más amplias acerca de
problemáticas de naturaleza espacial. En este texto se trata de apuntar una discusión teórica mayor. En ese senti-
do, la discusión que aborda la problemática se instala alrededor del análisis de la distribución y eficiencia de los
servicios públicos, debate o un planteamiento teórico ligado a la geografía de carácter sociológico o a la geogra-
fía económica y el análisis locacional. Asimismo, se aproxima al análisis de las desigualdades de oferta y acceso
a nivel de los servicios públicos, por lo que se puede enmarcar en la discusión acerca de la justicia espacial.
Para la definición de la estrategia analítica se optará por enmarcar el análisis en la discusión sobre la justicia
espacial, dejando de lado los planteamientos teóricos y metodológicos de la eficiencia espacial.
La propuesta de justicia espacial fue desarrollada sustancialmente por Edward Soja [4]. En sus diferentes es-
tudios hacía referencia a dinámicas urbanas relacionadas a procesos de reestructuración económica, que produ-
cían aumento de la pobreza y desigualdad. Su reflexión acerca de la justicia espacial tuvo un ascenso trascenden-
te cuando analizó las inversiones sobre el transporte público, y la naturaleza de los sujetos que acceden al servi-
cio público, particularmente en ciudades norteamericanas como los Ángeles.
Inicialmente, su perspectiva de justicia estaba más ligada a un sentido liberal del concepto de justicia social,
que planteaba un principio de igualdad de oportunidades. Más tarde, en el marco de la justicia espacial se decan-
taría por reconocer la igualdad de capacidades, para privilegiar el análisis de condiciones que producen injusti-
cias ligado a la disposición de bienes y servicios, y su acceso. En ese mismo sentido, Soja recogió algunos ele-
mentos propuestos por Henry Lefebvre [5] acerca de la producción social del espacio y como la organización so-
cial espacial es producida por el conjunto de prácticas sociales, particularmente capitalistas, pero a su vez tam-
bién contribuye a la reproducción de las mismas prácticas y las desigualdades económicas, de clases sociales y
étnicas.
Según Alvarez Rojas [6], los estudios de justicia territorial abordan los modelos de asignación-localización,
es decir asignación de bienes y servicios. También, busca entender la distribución espacial en cuanto a su locali-
zación. Esto se refiere por una parte a la accesibilidad y la locación geográfica, que puede resumirse en: distribu-
ción eficiente o distribución espacial justa.
Por una parte, respecto de accesibilidad y la locación geográfica se puede entender que estos conceptos hacen
parte, como indica Ramírez [7], de la justicia o equidad espacial. Los criterios que se utilizan para entender la
justicia espacial están determinados por la necesidad de contribución al bien común. De esa manera, según el
Ramirez [7], la justicia en la distribución geográfica se deberá analizar en función de los criterios de equidad, en
particular asociados a la localización de las entidades, bienes o servicios ofertados por la administración pública
y por el acceso en términos de igualdad.
Según Ramírez [7], la accesibilidad diferencial de un bien o servicio debe ser entendida como una injusticia
espacio-territorial. Esta discusión está enmarcada en el debate acerca de la justicia social que sido desarrollada
por autores como Rawls, Naussbam entre otros, ligados a un pensamiento liberal de la justicia social.
Por otro lado, la eficiencia espacial se refiere al volumen de desplazamientos, que el conjunto de la demanda
requiere para acceder al bien. En este sentido, se miden las distancias de los recorridos o los desplazamientos que
los individuos deben realizar geográficamente. Para alcanzar la eficiencia espacial se puede dejar de lado ele-
mentos de justicia y equidad espacial. De esa manera, la eficiencia espacial se refiere a la guía que orienta la lo-
calización y distribución de los bienes de servicios, mientras la justicia espacial emplaza bienes y servicios pú-
blicos. Es decir, como señala Buzai y Baxendale [3] desde la geografía humana la justicia espacial se traduce en
modelos de asignación-localización que responden a diferentes variables geográficas de demanda de servicios
para la satisfacción de las necesidades de la población. Desde esa perspectiva la justicia espacial busca "el mejo-
ramiento de la calidad de la vida de la población" (Buzai y Baxendale [3].
Para tal efecto, se toman los planteamientos teóricos de Buzai, Lefebvre [3] y Soja [4], de tal forma surge la
siguiente situación problemática: se pueda advertir cómo se producen injusticias espaciales. Asimismo, cómo es-
tas responden a un proceso de organización política y reforzamiento de las desigualdades económicas de clases
sociales y étnicas, como del reforzamiento de las centralidades, que impiden una distribución justa, de la oferta
académica.
Sobre los argumentos antes planteados en la situación problemática antes planteada permiten formular el si-
guiente objetivo de la investigación: realizar un análisis estadístico neutrosófico sobre la valoración crítica de